La población española. Comportamiento demográfico. Fenómenos migratorios.


El Paleolítico

Sobre los tiempos preestadísticos no se pueden hacerse más que conjeturas sujetas a un alto grado de error.

En la época Musteriense comienzan a abundar los restos humanos de Homo sápiens. Se calcula que había unos 10.000 habitantes, y que a finales del Paleolítico ascenderían a unos 30.000, pero nada seguro.

El Neolítico

El Neolítico es un período de crecimiento demográfico. A pesar del aumento de población la tasa de crecimiento no debió superar el 0,2-0,5‰, durante todo el período. Esta sería la situación hasta la llegada de Roma.

Roma y los visigodos

En tiempos de los romanos había en Hispania, según Plinio y Estrabón, unos 3.000.000 de indígenas.

Parece ser que la esperanza de vida de los romanos no era muy superior a la de las poblaciones indígenas.

La península ibérica fue escenario de las primeras epidemias documentadas en el Mediterráneo occidental, a finales del siglo II. Cuando los visigodos se asentaron en Hispania, no habría más de 4.000.000 de habitantes.

Los visigodos que dominaron Hispania no debieron ser muchos más de 200.000. En esta época la población creció, a pesar de la alta mortalidad.

La Edad Media: islam y reconquista-repoblación

Los invasores musulmanes fueron muy pocos en el 711. Tuvo más importancia en la heterogeneidad étnica: árabes, sirios, egipcios y beréberes, que en los aportes de población efectivos.

El proceso de reconquista lleva asociado el concepto de repoblación. Aunque, en ocasiones, en las tierras conquistadas se expulsaba a los habitantes para permitir el asentamiento de forasteros.

La población musulmana vivía mayoritariamente en ciudades, más que la cristiana, pero esta se volvió urbana al conquistar los territorios musulmanes del sur del Tajo.

En el período 750-1100 es dudoso que en la península hubiera más de 4.000.000 de habitantes, el norte sería la región con mayor densidad de población. Su crecimiento sería escaso, debido al hambre, las revueltas internas y las guerras. Los fenómenos migratorios son intensos, como la llegada de mozárabes a León durante del siglo X.

Entre los siglos XIV y XV la población disminuye. La causa parece ser la peste negra que asola la península.

En el año 1492 se expulsa de España a unos 150.000 judíos, después de lo cual la población debe ser de unos 5.000.000 de habitantes, 6.000.000 si se incluye Portugal.

La Edad Moderna

El siglo XVI es de prosperidad económica, por el descubrimiento de América y el aumento de los intercambios comerciales con Europa. Sin embargo, los núcleos rurales pierden población. A finales del siglo XVI hay en España unos 7.000.000 de habitantes, la mortalidad es relativamente baja a pesar de las pestes y las hambrunas, que la final del período, casi han desaparecido.

El crecimiento de la población en Castilla se conoce gracias a la existencia de vecindarios, tras el Concilio de Trento (1545-1563). El crecimiento demográfico se debió al aumento de la fecundidad y a la inmigración.

La expulsión de los moriscos, en 1609, supuso un duro golpe para la población aragonesa. La emigración a América aumentó en Castilla. La emigración y la mortalidad catastrófica hicieron disminuir la población, a pesar de que la inmigración francesa continuaba siendo importante, principalmente en Cataluña.

El primer recuento de población que abarcó todo el territorio se hizo en la segunda década del siglo XVIII: El vecindario de Campoflorido, entre 1712 y 1717. En él se estimaba que la población española era de unos 7.500.000 de personas. El Censo que se incluye en el Catastro del Marqués de Ensenada en 1752 se salda con unos 9.400.000 habitantes.

El incremento de la población se debió a una menor actividad de las pestes y una escasa incidencia de las crisis de subsistencia. El maíz y la patata se utilizan en la alimentación humana. Además, empiezan a generalizarse las prácticas sanitarias.

Las minorías

En la sociedad española no han faltado las minorías étnicas marginadas y perseguidas. Los judíos y los moriscos sufrieron pogromos y fueron expulsados.

Los gitanos llegan en el siglo XV. Sufren persecuciones que llegan a su máxima expresión durante el reinado de Fernando VI cuando se decreta la prisión general.

El ciclo demográfico antiguo

La tasa de fecundidad es elevada, pero el crecimiento vegetativo es muy pequeño. La mortalidad en el ciclo demográfico antiguo es muy alta; sobre todo la mortalidad infantil. No es la mortalidad ordinaria la que hace crecer o disminuir la población, ya que esa está asumida, si no la mortalidad catastrófica. Las medidas sanitarias tomadas en el siglo XVIII no fueron eficaces para la mayor parte de la población.

La transición demográfica y el ciclo demográfico moderno

Se producen importantes mejoras en la sanidad, aunque tardan en generalizarse. En 1771 aparece en España la «vacuna» contra la viruela. Si la peste fue el azote del siglo XVII, la viruela lo fue en el siglo XVIII y el cólera en el siglo XIX.

El siglo XIX

El siglo XIX está marcado por una mortalidad excesiva, debido a las continuas guerras y las consiguientes hambres por malnutrición.

La crisis económica y la política oficial llevaron a buena parte de la población a residir en el campo. Se favoreció la emigración, política que se sostuvo hasta principios del siglo XX. La emigración a América se extiende desde 1846 hasta 1932.

El primer censo moderno es el que se hizo en 1857, que inaugura la serie regular de censos en España.

El siglo XX y la transición demográfica

En el siglo XX el descenso de las tasas de fecundidad y mortalidad se acelera, entrando de lleno en la transición demográfica.

El descenso de las tasas de fecundidad y mortalidad supone entrar en el régimen demográfico moderno. Pero la transición demográfica implica el aumento de la población, mayormente cuando se detiene la emigración.

La guerra civil de 1936-1939 supone un duro golpe para España en todos los órdenes. Se vuelve a detener la transición demográfica debido a la mortalidad extraordinaria de la guerra.

Cuando se permite la emigración, de una España pobre y atrasada, la partida a Europa se hace masiva, sobre todo a Francia, Suiza y Alemania. Además de la emigración a Europa se produce un auténtico éxodo del campo a la ciudad.

La mortalidad continúa reduciéndose, la tasa de mortalidad está en torno al 10‰.

También se reduce la fecundidad a pesar de las políticas natalistas del régimen de Franco. A partir de 1975 se dan los valores más bajos. La transición demográfica ha terminado.

La población ha envejecido prematuramente por el rápido descenso de la fecundidad.

Distribución de la población española

La distribución de la población en España tiene un modelo muy claro, se concentra en las regiones de la periferia y en Madrid, mientras que las regiones del interior están más despobladas.

Las ciudades son las que más población acumulan, desde los años 60. El 78% de los españoles viven en núcleos urbanos. Pero en los últimos tiempos se han detectado fenómenos de dispersión en torno a las grandes ciudades.