Introducción
No resulta fácil definir lo que es una ciudad, ni determinar porqué surgen; y sin embargo todo el mundo reconoce una ciudad en cuanto la ve: tiene una alta densidad de población, construcciones muy próximas y «altas» y una gran actividad económica en sus calles, sobre todo del sector servicios. Sin embargo, no todas las partes de una ciudad tienen servicios, algunas tienen industria y en otras sólo residencias.
Parece lógico definir a una ciudad por su función, pero las funciones de una ciudad son muchas y muy variadas y, además, cambian con el tiempo.
No obstante hay que tener en cuenta que la función, la forma y la estructura de las ciudades dependen de la concepción que sobre el ámbito urbano y el mundo, tienen la cultura que las crea.
Las ciudades del pasado
El modelo urbano aparece con la revolución neolítica.
Las primeras civilizaciones urbanas aparecen hace unos 5000 años en siete regiones diferentes: la llanura del valle del río Hoang-ho, los valles del Tigris y el Éufrates, el valle del Nilo, el valle del Níger, las altas mesetas mesoamericanas y las alturas peruanas.
La ciudad clásica
La ciudad clásica es muy diversa. Nos referimos a la ciudad griega y romana. Pero es en las ciudades griegas donde alcanza su máximo desarrollo, en la antigüedad clásica.
Ilahun es la ciudad egipcia más antigua que conocemos. Las ciudades de Mesopotamia se organizan en torno a una castillo fortificado, que es el punto más elevado de la ciudad.
Las ciudades cretenses son precursoras de las griegas. No estaban fortificadas ya que por su insularidad se sentían protegidas.
Salvo excepciones, la ciudad clásica se conforma como una ciudad estado, que organizaba el espacio circundante para su abastecimiento. Las excepciones más notables son Egipto, Persia y Roma.
La ciudad griega
La ciudad estado griega tiene un plano ortogonal, más regular cuanto más organizadas estuvieron. Tienen edificios y lugares públicos donde se reunía el pueblo. El plano tópico es el que aplicó en Mileto Hipodamos.
La casa griega se organiza en torno a un patio central, solían ser de adobe y no especialmente de buena calidad.
La ciudad romana
La ciudad romana es heredera directa de la griega pero tuvo un desarrollo gradual e ininterrumpido durante todo el Imperio. Si el plano es cuadrangular no todas las calles son iguales, hay dos calles principales mucho más anchas y que cruzan la ciudad de parte a parte, el cardo con dirección norte-sur, y el decumanus, con dirección este-oeste.
Además de la herencia griega, la ciudad romana desarrolla su propia morfología. Los romanos tratarán de hacer del entorno urbano un lugar digno para vivir, por lo que son necesarias infraestructuras. Por otra parte, había edificios públicos para el gobierno, el culto y la diversión.
La casa romana es más cómoda que la griega. También se organiza en torno a un patio, con pozo o piscina para procurarse agua.
La ciudad medieval
La ciudad islámica
La ciudad islámica responde a un tipo de sociedad introvertida y fuertemente jerarquizada en la que las relaciones comunitarias son mínimas. El aspecto de la ciudad islámica es muy pobre ya que tiende a carecer de adornos.
El callejero es irregular y estrecho en el que con frecuencia hay calles que no tienen salida, adarves. No hay en la ciudad islámica plazas, edificios públicos y de diversión.
En todas las ciudades hay una segregación funcional del espacio muy acusada.
La ciudad medieval islámica está amurallada. La muralla encierra la medina: la ciudad.
La casa islámica es el lugar donde se desarrolla la vida, tiene un patio ajardinado interior y dos tipos de estancias, las privadas, o harén y el salámlik en donde se reciben las visitas.
La ciudad cristiana
La ciudad medieval cristiana tiende a la regularidad geométrica y adaptarse a la topografía, si bien la poca exactitud con que se construyeron les da cierta disconformidad.
El caserío es pobre, tiene vanos abiertos al exterior y la calle es un lugar de convivencia, por lo que se tiende a que existan lugares públicos.
Como en las ciudades musulmanas, la segregación funcional del espacio es muy acusada.
Uno de los lugares fundamentales de la ciudad es el mercado, que se situaba en alguno de los espacios abiertos de la ciudad, una plaza asoportalada.
La ciudad moderna
Durante el Edad Moderna se crean los estados nacionales y la monarquía absoluta. Esto implica la extensión del régimen jurídico a todo el territorio, si bien no ha todas las clases sociales.
El espíritu racionalista de la Edad Moderna tiende a regularizar las calles y a ensancharlas. En España se crean las plazas mayores.
Algo más tarde, en América y África, y en la costa, sí se crearán ciudades nuevas. Estas urbes tienen un plano ortogonal, con calles anchas que siguen un plan.
Durante toda la Edad Moderna el caserío será bajo y pobre, con amplias huertas interiores donde se suelen depositar las heces.
Durante el Barroco la ciudad tiende a cambiar radicalmente. Se acometen operaciones de cirugía urbana. La ciudad refleja la grandeza del Estado y la monarquía. La ciudad comienza a tener una fachada, pero, también, tendrá espacios singulares y recogidos que crean luces y sombras.
La ciudad contemporánea
Durante el siglo XIX cambia radicalmente la sociedad, la economía y el concepto de ciudad.
La ciudad contemporánea gravita sobre dos ideas básicas: la concentración del mercado en torno a la creación de un centro urbano y la reunión de la fuerza de trabajo y los consumidores.
El prototipo de ciudad es París y la reforma de Haussmann, el modelo de actuación en todo el mundo.
El centro urbano es la zona principal donde se hacen los negocios, y en torno a la cual se disponen las demás funciones de la ciudad, desde la administración a la residencia.
La reforma interiorengarza con el ensanche: un plan de expansión de la ciudad reservado a la burguesía y a la función servicios, que como prolongación de la reforma interior y la gran vía, se dirige, en la mayoría de los casos, a la estación del ferrocarril; verdadero motor de la industrialización y del desarrollo económico.
Los altos precios de las parcelas tras los planes de reforma interior y ensanche suponen que el proletariado no puede acceder a estas viviendas por lo que aparecen dos tipos de vivienda marginal: las barriadas del extrarradio y los corrales o casas de vecinos.
Con la explosión demográfica y la urbanización de la sociedad industrial, las ciudades crecen. El transporte urbano es el que posibilita el crecimiento de las ciudades en superficie.
El crecimiento urbano ha supuesto la colmatación de la ciudad y la creación de barrios social y funcionalmente diferenciados.
Pero la ciudad contemporánea es en la que se hacen reformas fundamentales, calles nuevas, anchas y arboladas, alcantarillas, alumbrado y diversas medidas higienistas.
En los años 1920 surge un nuevo modelo de ciudad: se abren las calles para los coches y se jerarquiza la red viaria, se crean las infraestructuras que llevarán el agua y la electricidad a las casas, se recogen las basuras, etc., y aparece un nuevo tipo de edificio que condicionará el paisaje urbano; el rascacielos y los edificios de varios pisos.
En el Tercer Mundo las ciudades tienen sus propios problemas. Existe una gran ciudad que concentra la mayor parte de la población urbana del país y los pequeños pueblos rurales, sin que apenas existan ciudades intermedias.
El caserío de la ciudad actual es marcadamente diferente al de la tradicional. En su concepción han tenido una influencia decisiva los argumentos de la arquitectura racionalista.
Las ciudades actuales han crecido enormemente, hasta el punto de haber absorbido pueblos y ciudades vecinas. La aparición de las conurbaciones y las megalópolis es uno de los fenómenos urbanos más dinámicos de nuestro tiempo.
Desde hace algún tiempo en todas las ciudades se observan fenómenos de rururbanización.
Repercusiones ambientales
La ciudad es un espacio artificial y cómodo para la vida humana.
Además de ser un entorno artificial es un espacio concentrado, lo que convierte a la ciudad en un agente contaminante de primer orden. Existe contaminación lumínica, espacial, atmosférica, contaminación por residuos biológicos, sólidos y químicos, que utilizamos en nuestras vidas diarias generando basuras de muy difícil degradación. La eliminación de basura es, probablemente, uno de los problemas más graves de la sociedad actual.
Pero el impacto de la ciudad sobre el medio no se limita a la contaminación. La ciudad organiza en torno a sí todo el país. Necesita materias primas y recursos naturales para vivir, ya que ella no las produce.