Medios de Comunicación y sociedad de masas.
La era de la información
El desarrollo de la comunicación y de la transmisión de información es una de las características de nuestra civilización desde que se inventara la imprenta hacia 1450 por Gutenberg . La nueva técnica puso al alcance de cualquiera la edición de miles de ejemplares de libros, y la Iglesia perdió el monopolio de la copia de libros.
La tecnología del siglo XX ha multiplicado y perfeccionado los canales de transmisión de noticias e ideas. La explosión final de la multiplicación de los canales de información se produce tras la segunda guerra mundial y la irrupción de los medios de comunicación de masas: radio y televisión.
La información y el conocimiento, han permitido concebir servicios nuevos y crear numerosos empleos. La información se ha convertido en un valor en sí misma.
La comunicación se entiende como intercambio de información, y no sólo de recepción. Debe existir un emisor, un canal y un receptor, pero debe funcionar en ambos sentidos. Aunque habitualmente han funcionado en un solo sentido, hasta la llegada de Internet. La complejidad de los soportes donde se recibe y se guarda la información necesita cierta especialización: emisor, codificador, canal, descodificador, receptor.
La historia de las telecomunicaciones tiene varios hechos importantes: el telégrafo, el teléfono, el cine, la radio, la televisión, el circuito integrado, el correo electrónico, Internet.
Cada uno de estos medios de comunicación tiene un lenguaje y una manera de transmitir el mensaje. La prensa emite mensajes escritos que permanecen en el medio indefinidamente. La radio emite mensajes sonoros, que permanecen unos segundos en el medio. En la televisión los mensajes también permanecen unos segundos, pero el sonido está apoyado por la imagen. Internet es un medio, fundamentalmente, escrito, aunque también sonoro e icónico, pero los mensajes permanecen durante mucho tiempo en el medio.
Cualquier información que se produce en el mundo entra en los canales de difusión y se divulga rápidamente. El individuo no sólo recibe pasivamente la información sino que puede enviar mensajes. Hay varios sistemas de telecomunicación en línea: el videotex, la televisión por cable e Internet, que permite la comunicación en ambos sentidos.
Cada forma de almacenar información tiene un soporte diferente. Los sistemas digitales superan esta diferencia.
El libro, como medio de comunicación, ni mucho menos ha quedado relegado tras la llegada de la radio y la televisión, pues sigue siendo el canal más adecuado para las largas lecturas, y permite la reflexión de los contenidos. Esta es la condición indispensable para que sirva de algo toda esa información que recibimos
Esto tiene una influencia decisiva en las formas de ocupación del ocio de la gente, que producen un cambio radical en la educación. La mayor parte de las ideas y los mensajes se reciben a través de los medios de comunicación de masas.
El problema que se plantea es el de la selección de la información, de la filtración de la información bruta. El bombardeo masivo de información puede convertirse en desinformación o en esclavización de la información y los datos: más propiamente, deformación.
El Tercer Mundo, en su mayoría, es ajeno a estos avances, que son más bien propios del capitalismo desarrollado de consumo de masas.
La sociedad de consumo de masas
La sociedad de consumo de masas es producto del capitalismo industrial y de servicios que trata de hacer llegar sus productos a una parte de la población lo más amplia posible.
Las nuevas tecnologías permiten producir bienes cada vez más baratos y en mayor cantidad. La única manera de que esto sea rentable es vendiendo todo lo que se produce.
La pequeña burguesía, o la clase media, ha sido el sector de población que más ha influido para la difusión de los valores y los modos de vida y consumo de la sociedad actual. Ella ha sido la protagonista de la creación de la sociedad de consumo de masas. La Libertad es la libertad de comprar lo que se quiera y cuando se quiera.
En la sociedad de consumo de masas, las necesidades básicas para vivir y estar plenamente integrado han aumentado. El coche privado y el viaje de vacaciones son los objetos de consumo más representativos de ello.
El mayor peligro es que el uso masivo de la tecnología, el confort y la información nos impida ver cómo es nuestra sociedad en sus relaciones cotidianas, económicas y sociales.
El ocio también es una de las características de la sociedad de consumo de masas, puesto que se necesita tiempo libre para comprar, para poder gastar el dinero conseguido con el trabajo.
Las necesidades primarias son aquellas que se consideran vitales para vivir en sociedad, y cada día son más. Las secundarias son prescindibles y pueden llegar al lujo y la ostentación. Sin embargo, las necesidades secundarias pueden convertirse en primarias si están suficientemente difundidas.
La ciudad es el modelo de convivencia, el mercado por excelencia de la sociedad de consumo de masas, escaparate consumista y sinónimo de progreso.
Tras la segunda guerra mundial aparece un nuevo modo de entender la civilización: la sociedad del bienestar. Se trata de un nuevo mito, en el que la apariencia de nivelación social y desaparición de las clases alcanza un grado de perfección extremo.
Los grandes almacenes y la vivienda son los lugares donde se expone el nivel de consumo estándar. La publicidad tiende a hacer unas pautas de consumo comunes en todo el mundo.
Uno de los problemas de la sociedad de consumo de masas es la escasa duración del producto. La gran cantidad de basuras y el desperdicio de energía está provocando problemas ecológicos.
La unidad de consumo básica es la familia. La mayor parte de los productos que se compran son para la familia, y en todo caso el dinero sale de la renta familiar.
La publicidad
En la publicidad es donde se encuentran los medios de comunicación de masas y la sociedad de consumo. Tiene como fin crear necesidades, ideas y moral. La empresa decide qué producto es el que se ha de consumir. Los medios de comunicación de masas crean y son objeto de consumo.
Todo el aparato publicitario va encaminado a fomentar el mito de la soberanía del consumidor. No se consume lo que se quiere, ni siquiera lo que hay, sino lo que se ofrece.
Además de la publicidad propiamente dicha, también existen unos intermediarios que comunican el mensaje con, o antes, de la publicidad, y crean un estado de opinión y unas ideas favorables a la adquisición del producto.
En la sociedad actual se hace cada vez más perentoria la protección del consumidor.
El consumo de bienes aumenta el gasto de energía. La cultura de consumo de masas, y la producción en grandes cantidades, implica la expoliación de los recursos naturales y el deterioro del medio natural.
Las relaciones en la sociedad de masas
En la sociedad de consumo de masas, y de los medios de comunicación, las relaciones, los grupos de poder, las influencias en el poder y las instituciones dependen del número de personas que apoyen una determinada opción. La asociación: cultural, deportiva, política, reivindicativa, etc., es el medio de expresión de la sociedad de masas.
Las organizaciones no se fundamentan en la relación personal de sus miembros, sino que son de tipo formal, basadas en los cargos y los objetivos que se persiguen. Esto, por un lado, despersonaliza la relación, pero por otro se garantiza la existencia de la asociación y el cumplimiento de sus objetivos. Sus miembros tienen la seguridad de que el interés del tema que les llevó a la asociación se mantiene.
El mundo del trabajo también está regido por las relaciones de masa. Este sistema introduce el mito del igualitarismo social, y de la inexistencia de la sociedad de clases.
En esta sociedad de masas es imprescindible la cuantificación de las tendencias sociales. Las estadísticas y las encuestas son una constante.
Raúl Rispa Márquez: «La revolución de la información». Temas Clave. Salvat. Barcelona 1982
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José A. Martínez Soler, Francisco Ros Perán, Ignacio Santillana del Barrio: «Las autopistas de la información». Debate. Dominós. Madrid 1995
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